Fundador

El fundador de Fundación Vivienda es el Padre Josse van der Rest (1924 – 2020), jesuita nacido en Bélgica, que vivió en Chile desde el año 1958 hasta su muerte.

Josse Gustave Marie Ghislain, nacido en Bruselas el 9 de marzo de 1924, falleció el 24 de julio de 2020, en plena pandemia de COVID-19.

Conocido como Padre Josse, Father Josse, Père Josse, Oncle Josse o simplemente Josse, era conocido en Chile como “El Padre de las mediaguas”, la mediagua se llama así porque su nombre proviene de su cubierta que solía tener una sola inclinación. Josse, señala que “fue la gente quien la inventó, lo único que hice fue industrializarla para que la gente pagara lo menos posible”. Dejó una huella imborrable en muchos hombres y mujeres, tanto en sus dos países, Bélgica y Chile, como en el resto del mundo.

La Segunda Guerra Mundial desempeñó un papel decisivo en su vida. Siempre recordó el día en que llegó a la Selva Negra (Alemania) como comandante de un tanque. Allí, entre los escombros de un bombardeo, vio una estatua mutilada del Sagrado Corazón de Jesús. Un soldado, había escrito en la estatua, hecha de cemento según el relato de Josse, la siguiente frase: “No tengo más manos que las tuyas”. Josse dijo: “Fue entonces cuando sentí la llamada. Esa frase ha permanecido como un puñal en mi corazón”. Este episodio marcó a Josse y definió su vocación. El 3 de octubre de 1944 ingresa en el seminario de Arlon. El 9 de julio de 1955, Josse fue ordenado sacerdote en Roma.

Durante el Tercer Año, última etapa de la formación jesuita, recibió una carta del Superior General de la Compañía de Jesús, el Padre Janssen, quien había sido rector de la Facultad de Teología cuando (San) Alberto Hurtado, fundador del Hogar de Cristo, había estudiado en Lovaina (Leuven). Esta carta anunciaba su partida a Chile El viaje desde Amberes duró aproximadamente un mes en barco y el Padre Josse llegó a Valparaíso el 3 de noviembre de 1958.

En cuanto a sus ideas, dos frases ilustran su pensamiento: “Dos mil millones de personas en el mundo no tienen una vivienda digna. Dos mil millones de personas viven en chabolas, en barrios marginales, en campamentos… Por eso lucho”, afirma el Padre Josse en una entrevista para la web historiactiva.jesuitas.cl. La segunda frase dice así: “Mucha gente necesita vivir bajo un techo ahora, no más tarde ni siquiera mañana. Hoy”.

El Padre Josse se dedicó a abordar los problemas de vivienda de las personas que vivían en la pobreza. Le conmovía el daño causado por la decadencia de las familias urbanas indigentes, sin un techo fijo sobre sus cabezas o hacinadas en estrechos barrios con parientes, todo lo cual era destructivo para los valores humanos. Por ello, su prioridad fue proporcionar vivienda al mayor número posible de personas. Para ello, y para luchar contra la especulación inmobiliaria, ocupó terrenos pertenecientes al Estado o a la Iglesia e hizo construir rápidamente casitas en ellos. Cabe señalar que este método de apropiación de tierras (invasiones de tierras) ya existía. La gran invasión que dio lugar a la creación del distrito de “La Victoria” tuvo lugar en 1957. Pero el Padre Josse la masificó. La operación se realizaba generalmente por la noche: un camión llevaba los materiales a un terreno desocupado perteneciente al Estado, a la Iglesia o a un particular. Si la casa estaba construida al amanecer, la familia podía quedarse allí.

El Padre Josse basó su actuación en tres convicciones:

  1. “Los ricos construyen primero y se instalan después, mientras que los pobres se instalan y construyen después”. Joan Macdonald (quién fue directora ejecutiva de SELAVIP), en una conversación sobre los aportes del Padre Josse a la vivienda popular (entrevista que tuvo lugar el 24 de agosto de 2020), explicó que cuando el Padre Josse veía las precarias condiciones en que vivía la gente en aquella época en la periferia de la ciudad, intentando integrarse en ella, vivían primero, intentaban consolidar su presencia, conquistar un espacio, un lugar, en la ciudad y en la sociedad. Según el Padre Josse, un pobre que obtenía un terreno urbano salía de la pobreza.
  2. “El problema es el terreno, no la casa”. Ese afán de lucro de ciertos individuos y grupos de poder que, protegidos por el sistema que permite ese lucro, acelera la inmoralidad porque priva a la gente del acceso a un lugar donde vivir.

3. Por último, su visión de la mediagua resume su pensamiento: “Cuatro tablones para ahora en lugar de la promesa de una casa permanente dentro de 10 años”. El Padre Josse no ve casas, ve seres humanos, familias, y entiende que para la familia vivir en esta situación precaria, en condiciones de hacinamiento, en condiciones muy peligrosas, es exponerse a la quiebra de su núcleo familiar, porque la familia necesita realmente un espacio privado. Lo dice muy claramente, se necesita un lugar donde la pareja pueda pelearse durante el día y reconciliarse por la noche sin que entre la suegra.

«El problema no es la casa, sino la tierra: con un pedazo de tierra el pobre es capaz de construir su vivienda”